IX
la eternidad lleva sangre en el costado
un
sabor agridulce de acontecimientos
el viaje
sin rumbo de las piedras
que se aglutinan en
la fatiga
como parte global
del purgatorio.
la vanidad tiende
a deshojarse
al sostener
nuestro calibre
más allá de
la sombra
donde perdura el
aullido que nos levanta
mientras cincela
el camino.
¿cómo andar sin
pies?
no sé cómo
amontonar nuestras células
en la voz de los
huracanes.
nadie sabe
cómo
la servidumbre desmenuza la palabra
con fines terapéuticos
para aplacar esta cólera que
atraviesa los rincones.
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