un océano de ira
tiene el poder adquisitivo de la
muerte.
Atraviesa el corazón
mientras toco las puertas del infierno
y pido perdón por aquello que infringí
por lo que olvidé
por mis carencias…
Abrumador es el latido del
psicofármaco
en mi copa de
nostalgias
en mi infinita reserva de mal vino
en los préstamos a los que no acudí en la
sobrevida
para merecer la legitimidad de un
documento.
Todo me niega y encandila el
horizonte.
No soy letrero bajo los neones de la
ciudad
con tanto buitre suelto.
Algo se rebela entre mis dientes.
Me descubre.
Me maravillas con estos poemas, donde tus reflexiones vuelan alto, amiga.
ResponderEliminarMucho tu oficio y talento.
Un beso, admirado.
Gracias, querido Pichy. Son las circunstancias...
ResponderEliminarOtro gran beso para ti.