domingo, 29 de marzo de 2015

De: PADRE

Llevo fiebre en los libros
que sitúan al cordero
                            sobre el prado del alma
y le hacen pastar en mis melancolías.
Los ángeles perdieron el sendero
y es que las nubes merodean
                       mi instinto de tórtola.
¡Ya no rezo!
Soy la muchacha vieja que lamenta su jauría
entre pañuelos
y desboca un holocausto de corazones
                                         encima de la mesa.

1 comentario:

  1. Me resulta muy bien lo logrado poema, amiga. Dices con tan buen discurso...

    Beso

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