jueves, 19 de marzo de 2015

LEY DE VIDA

Padre
aquí la zona de tu ausencia se torna fría
                               con fragmentos de incertidumbre.
Aquí el tiempo no cuenta
ni la altisonancia de darnos por vencidos
                                             entre las piedras del sendero.
No voy a reclamar el favor de los dioses
para disimular el hielo en mi ventana
                        ni la carencia de nuestras calles rotas.
No voy a maldecir el incremento de la maldad
que no pudiste prevenir con la sonrisa de entonces
                            (cuando apenas jugábamos a evadir la censura
                                                                y me decías “anda, sé libre”)
Padre
hace tiempo que nos faltas.
Hace tiempo que se tuerce mi vigilia
y no consumo un gramo de inocencia.
No sé cómo pudiste marchar de repente y tan hermoso
                                                         sin tocar el mar de nuestro sueño.
No sé cómo olvidamos despedirnos
antes de transformarnos en monedas al aire.

3 comentarios:

  1. Qué decirte, amiga. Otro de tus estupendos poemas, de lo que tanto gusto. Te felicito!

    Beso

    ResponderEliminar
  2. Dios! niña, ¡que bellezón de poema!
    Él no escucha, nada dice, ni se muestra. Es silencio, sólo un oscuro silencio.
    Los agnósticos vivimos sobre el ligero temblor de una hoja que luce brillos de rocío y su fragilidad temporal.
    un beso.

    ResponderEliminar