martes, 14 de abril de 2015

AL OTRO LADO DEL OCÉANO

Sé cuánto cuesta el amor que se pudre en los labios. Cuánto puede doler el frío o el insomnio mientras la madrugada se echa al hombro como cualquier desastre. Duele esta distancia que ostenta el derecho a maldecir cuando el verso se clava en la garganta por temor al aire. Sé cuánto ciega mirar con tanta luz al fondo… El camino es la piel del sueño que estira sus huesos sobre la cama sin mí... A lo lejos, se escuchan las horas que no puedo tocar cuando el eterno declive de la luz pertenece al beso y alguien masturba mis poemas con la punta del corazón.

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