CONFESIONES A MARIO
Noche que acoge el canto del silencio.
Noche de los ecos en tu voz encendida.
Noche de eterno padrenuestro
-latinoamericano-
en el sigilo de un póstumo NOSOTROS
los caídos y levantados
y
caídos
en el volátil ensueño
de una esperanza acorde
a tus labios
de poeta.
Ah, Benedetti, no tengo versos
que puedan aclamarte y llegar a la altura
del
pájaro dulce que remonta el cielo.
¡No tengo versos!
No tengo versos que puedan rozar siquiera
el pétalo de tu palabra
-¡a
veces tan herida!-
No derramo versos sentimentales.
Ni siquiera logro plantar un beso
en el corazón de lo sublime.
¡Ah, Benedetti, aún estoy aprendiéndome la vida!
No hay comentarios:
Publicar un comentario