Fragmentos
X
¿Quién iba a decir que aquella
luz
era la de tu último día?
El encantamiento saltó en mil
pedazos
sobre la vigilia que producen
las bengalas.
¿Hacia dónde te llevó el
estampido
de la noche de San Juan?
¡La
crisálida de la memoria duele tanto!
¿Y tú
dónde
lates después de la matanza?
XI
Estás en las manos que golpean
el silencio de los mapas.
En la poesía quisiera regalarte
la
armonía de las flores
y abrir el espacio que te faltó
en el estertor.
Es importante que acontezcan en
mi corazón
las horas que no encontré para
salvarte.
Necesito darme la vuelta,
aplastar
la pesadilla.
XXIII
El olivo desenfunda su gloria,
apunta a mi corazón para
hacerme comprender
que nada hago con desgajar
palabras,
que no puedo clonarte en el
silencio…
Sin embargo, tu ladrido se mete
en mi voz
y acusa
al matarife,
y te
sigo buscando, compañero que te has ido.
MDenis©Floresparaelvigía2010
Me resultan estupendos, amiga. Qué clase de poeta eres!
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, querido amigo... Soy la clase de poeta moldeada en los talleres literarios con la arcilla cubana de la década de los 70. Sabes a qué me refiero: sobre todo rigor, crítica y autocrítica y, a veces, también, rabia y lágrimas.
ResponderEliminarUn gran abrazo, lleno de gratitud y cariño