Daniel Fernández
(EL
NUEVO HERALD, EEUU, 20/7/2017) Hay autores
inagotables. Quizá nunca sepamos todo acerca de Shakespeare, Cervantes, George
Sand o Flaubert. Quizá siempre haya algo nuevo que escribir sobre ellos y
siempre haya estudiosos que quieran resumirlos, abarcarlos, iluminarlos con
otra luz para las generaciones de su tiempo.
Salvando las distancias con los autores mencionados,
el escritor cubano Reinaldo Arenas comienza a erigirse como uno de esos
inagotables. Muchos hemos incursionado en su vida y su obra, ambas llenas de
contradicciones, misterios, abismos y glorias. Sobre él se han escrito ensayos,
cuentos, novelas, se han hecho películas, y hasta una ópera, que se inspira en
su autobiográfica Antes
que anochezca, pero entre luces y sombras, su persona
y sus personajes siguen atrayendo a creadores y estudiosos.
Entre esos estudiosos se encuentra la especialista
Stephanie Panichelli-Batalla, que acaba de lanzar su enjundioso libro El testimonio en la pentagonía de Reinaldo Arenas (Tamesis, 2016). Nacida en Bruselas, Bélgica y
radicada en Birmingham, Reino Unido, la autora fue profesora titular de español
y estudios latinoamericanos en la universidad de Aston, y actualmente trabaja
en la de Warwick. Profunda conocedora de la obra y la vida de Arenas, ha
logrado con este libro una verdadera enciclopedia sobre el desdichado autor que
nació en Holguín, en 1943, y se suicidó en Nueva York en 1990.
Símbolo de su generación, Arenas es también un ícono
de los escritores gay, los anticastristas y de todo escritor, artista o persona
que haya padecido la persecución por sus ideas o su manera de ser. El que haya
contraído el sida (lo que lo lleva al suicidio) le da a su figura una dimensión
aún más trágica. No es fácil resumir una vida tan compleja, intensa y
multifacética como la de Arenas, quizá por eso, al menos estructuralmente,
Panichelli-Batalla se centra en las cinco novelas que él clasificara como
pentagonía: Celestino antes del
alba, El palacio de las blanquísimas mofetas, Otra vez el mar, El color del
verano y El asalto. Se
centra, pero no se limita solo a esos títulos; la estudiosa ha realizado un
trabajo monumental (de años) que incluye referencias a otros textos del autor y
de especialistas en su obra, más el resultado de sus investigaciones personales
como entrevistas a quienes lo conocieron. Un utilísimo Index sobre obras,
personas, personajes y documentos convierte el trabajo de la investigadora en
un valioso instrumento referencial.
Como su título indica, estas nutridas, pero amenas,
368 páginas quieren, y logran, demostrar que, a pesar de que se trata de obras
de ficción, la pentagonía de Arenas es también un testimonio. “Todas estas
obras de Reinaldo Arenas son, sin ninguna duda, obras de ficción […] Sin
embargo, en cada una de ellas se puede reconocer la presencia de un
autor-testigo, el contexto sociopolítico de la historia, la denuncia de la
opresión y la representatividad del testigo, por lo tanto, nos parece más
adecuado usar el término ‘novela testimonial’ que cuestionar la autenticidad
del testimonio por el uso de la ficción en una obra literaria”.
Con
esas palabras cierra su magnífico trabajo Panichelli-Batalla y, sin duda, tiene
razón; aunque la obra de Arenas, rica en creatividad y testimonio, seguirá
dando mucho que escribir por mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario