Nadia Anjuman
Nadia Anjuman (Herat, 1980 - ibídem, 4 de noviembre de 2005)
fue una poeta y periodista afgana, asesinada a golpes por su esposo,
Farid Anjuman, y los familiares de este.
Biografía
Era la sexta hija de una familia numerosa. Terminó la
escuela secundaria a pesar de dos años de interrupción debido a que el régimen
talibán prohibía que las mujeres aprendieran a leer y escribir.1 Para los talibanes, incluso si un
padre le enseñaba a escribir a su hija, sería condenado a la pena de muerte.
Las mujeres tenían prohibido trabajar, estudiar y reírse en voz alta. Solo se
les permitía coser y bordar. Anjuman y otras jóvenes pertenecían a los Círculos
de Costura de Herat, y se reunían tres veces a la semana en la Escuela de
Costura la Aguja de Oro, en la casa del profesor Rahyab (de sesenta años en esa
época) a estudiar literatura. Anjuman y sus compañeras estudiaban a escritores
prohibidos como William Shakespeare, Honoré de Balzac, Fiódor Dostoevsky, Charles Dickens, León Tolstoy, James Joyce y Nabokov. Si hubieran sido
atrapadas, el régimen talibán las hubiera condenado a ser ahorcadas.
En esa época tuvo que luchar contra los deseos de sus
padres de unirla en matrimonio: «Creo que he tenido bastante éxito. Se supone
que aquí las niñas se casan a los 14 o 15 años de edad». Finalmente sus padres la obligaron a
casarse con Farid Ahmad Majid Mia [o Nia], licenciado en Literatura,
conferenciante de Filología y empleado administrativo en la facultad de
Literatura de la Universidad de Herat.
En 2005, mientras aún era una estudiante en la
Universidad de Herat, pudo publicar su primer libro: Gol-e dudi (‘flor ahumada’) o quizá Gul-e-dodi (‘flor
roja oscura’), que fue popular en Afganistán,
Pakistán e Irán.
La poesía describía la opresión que sufren las mujeres
afganas. Un fragmento de uno de los poemas de Nadia Anjuman dice:
Estoy enjaulada en esta esquina
llena de melancolía y pena...
Mis alas están cerradas y no puedo volar.
Soy una mujer afgana y debo lamentarme.
La periodista y escritora Christina Lamb, experta en
temas de la mujer en Afganistán, escribió un libro acerca de los Círculos de
Costura de Herat, a los que pertenecía Anjuman.
“Sus amigas dijeron que sus familiares estaban furiosos, porque creían que
una mujer que publicara poesía acerca del amor y la belleza traía oprobio a la
familia”.
Christina
Lamb
El 4 de noviembre de 2005, la policía
encontró su cuerpo en su casa, en la ciudad occidental de Herat. Poco después,
el funcionario superior de la policía, Nisar Ahmad Paikar, indicó que su esposo
había confesado haberla golpeado, pero no haberla asesinado. Él sostuvo que la
joven se habría suicidado.
Se informó que Nadia murió como resultado de un corte
en la cabeza. La sangre que vomitó podría ayudar a
determinar la causa de su fallecimiento, publicó la agencia de noticias
Pajhwok. Los familiares de Nadia Anjuman ―los mismos que, junto con su esposo,
son sospechosos de la golpiza― lograron impedir que se llevara a cabo la
autopsia correspondiente. Su suegra y su esposo fueron encarcelados.
Desde la prisión, el esposo de Anjuman insistió en que
él no era culpable del asesinato: «No he matado a Nadia. ¿Cómo iba a matar a
alguien a quien yo amaba? Tuvimos una pequeña discusión y solo le di una
bofetada en el rostro, una sola vez. Se fue a otra habitación y cuando volvió
me dijo que había tomado veneno. Me dijo que me perdonaba por abofetearla y me
suplicó: “No le digas a nadie que tomé veneno; diles que morí de un ataque al
corazón”». Maria Bashir, fiscal de la ciudad de Herat, se muestra escéptica:
«Una de las razones por las que se sospecha del esposo es que no la llevara al
hospital sino hasta cuatro horas después de darle una paliza».
«Se había convertido en una gran poetisa en persa»,
declaró Ahmed Said Haghighi, presidente del Círculo Literario de Herat, fundado
en 1920. Fue Haghighi quien ideó la treta de utilizar las clases de costura
como una cubierta para enseñar a las mujeres, después de que los talibanes no
solo cerraron todas las escuelas para niñas, sino que también comenzaron a
destruirlas para construir mezquitas en su lugar.
Las Naciones Unidas condenaron su muerte al poco
tiempo:
La muerte de Nadia Anjuman, según lo divulgado, es de hecho trágica y una
gran pérdida para Afganistán... Necesita ser investigada y cualquiera que sea
encontrado responsable deberá ser tratado dentro de una corte formal de
leyes". Un oficial llamado Paikar confirmó que el esposo de Nadia de hecho
ya tenía cargos en su contra.
Adrian Edwards, vocero de la ONU
Miles de simpatizantes asistieron al funeral de Nadia
Anjuman en Herat. Su obra sigue siendo popular en países persahablantes, entre
jóvenes de ambos sexos.
A Anjuman le sobrevive un hijo, Bahram Saíd, que en el
momento de su muerte tenía seis meses.

No hay comentarios:
Publicar un comentario