V
saísem
este mundo al revés
deteriorado
nos mató de un esputo.
no puedo asumir la clarividencia
con mi báculo de rosas
ni en la bola de cristal.
las palabras del ángel
no fueron suficientes
para sacarme la ceguera
ni engendrarme otro acto de locura.
desde que naciste
la gente aprendió a gritar
para bendecir
o remendar tus heridas.
en cambio
desde que vivo
me salen los puñales de la boca
y nadie se atreve
a lavar nuestra sangre.
saísem
este mundo al revés
deteriorado
nos mató de un esputo.
no puedo asumir la clarividencia
con mi báculo de rosas
ni en la bola de cristal.
las palabras del ángel
no fueron suficientes
para sacarme la ceguera
ni engendrarme otro acto de locura.
desde que naciste
la gente aprendió a gritar
para bendecir
o remendar tus heridas.
en cambio
desde que vivo
me salen los puñales de la boca
y nadie se atreve
a lavar nuestra sangre.
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