viernes, 3 de noviembre de 2017

Del libro: DE QUIMERA A QUIMERA (PROSA POÉTICA ESCRITA EN LA HABANA -HACIENDO USO DE LA INTERTEXTUALIDAD-, 1996, EN MANO A MANO CON EL POETA JORGE CRISTÓBAL CORCHO)

RONDA SIN VARIACIÓN SOBRE UN TEMA DE JORGE QUE, A SU VEZ, FUE TOMADO DE UN TEMA DE DANTE

A toda hora me palpo sobre esa cuerda. Algún nudo corredizo me suspende sobre el foso. La risa está en las paredes… Quién aprieta el lazo. Quién me salva… Necesito unos ojos para la primavera… Soy insustancial… Quién puede dibujarme un rostro y ensartar mis olvidos como nostalgias maduras. Qué enigma surca la convocatoria del semen en estado de clímax para la próxima juerga… Mis piernas. El aullido. Tu risa acuchilla mi silencio febril… Qué proeza vislumbrar detrás de los vitrales…  No le tengo miedo al lobo. Vuelvo a cantar... Traigo mieles en la cesta, mundos y mucho medioevo incinerado en la espalda.  Hay mucho dolor, pero no miedo… Oh, nanas -martillos que enarbolan mis ojeras-, si yo fuese el crimen cuántas muertes moriría en tus brazos. Si yo fuera… Todo es parlamento. El papel ejerce su tonada.  Ejecuta mi hambre… Nadie tiene su olvido embalsamado, pero tu sangre inunda mis venas. Soy la miel -o la hiel- y no tengo miedo al lobo. Me entrego a la cruz para que no me devore el insomnio… Cómo predecir el destino si vienes conmigo y apuras un trago de alma… Tanteo las vísceras del mártir de tribunas. Burlo la saliva… Quién puede temer a estas alturas… La cábala sin piedad se derrama en copa sangrante. O es mi Habana la Gran Prostituta que bebe el orgasmo a la conformidad… No llueve un sol, me dices… La bahía pudo ser la apuesta hermosa. En cambio, es tu risa la luz. Ríe... Me cabe un muchacho de rocío en el pecho, aunque ya no den para más el amor ni el delirio y no podamos multiplicar panes ni peces… Yo no tengo miedo al lobo. Soy insustancial… Cuál será el último círculo… Caperucita vende sus colores sin licencia porque sí… Quién presume de atrapar sus coordenadas, sus olores…  Quién conseguirá robar pedacitos a mi cuerpo… Con cuál navaja expondrá su signo entre mis dientes… Eres un mal ladrón que hipoteca al corazón en las esquinas. Nunca podrás llenarte los bolsillos de ternura o de Nirvana. ¡No! ¡Muerde! Cuando sientas un arma aguijonea mis ijares y busca el centro... ja ja… Eres mal ladrón. Faltan palomas silenciadas en San Marco -dices- o sobran palomas o palabras -digo- son las grietas. Pero no tengo miedo. Sé lo que ocurre al otro lado de la vida y no me derrumbo… Hay luna llena… Soy el caballo blanco que patea el cielo.

3 comentarios:

  1. Qué bien, amiga. No se me ocurre más, que decirte: Estupendo!

    Naciste poeta, mi estimada, y, mantienes un nivel envidiable en tu decir poético.

    Besos, paisana

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  2. Que hemoso tu decir sin medias tintas ni ambages encubiertos. Eres poeta de las grandes, de esas que saben tocar el cielo con su voz. Gracias por existir. Un abrazo inmenso.

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