La Fiesta de Todos los Santos se originó tras la persecución y matanza masiva a los cristianos, ordenada por el emperador Diocleciano. Fueron tantos los muertos, que resultó imposible homenajear a cada uno de ellos, por lo que en el año 609 (S. VII), el Papa Bonifacio III declara hacer la Fiesta de Todos los Santos en el mes de mayo, celebrándose esta hasta el S. VIII en que el Papa Gregorio III decide cambiar la celebración para el 1 de noviembre, la cual se conserva hasta nuestros días.
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