sábado, 30 de diciembre de 2017

De: EL CIRUELO DE SALAMANDRA


      
       EN LA MUERTE de David Chericián
                                   Nada que hubiera sido ya no ha de suceder

Con el ímpetu de las margaritas
nadie pudo retenerte
ni Catalina
            esa pequeña flor de Europa
por quien no moviste un dedo
y a la cual diste brío
desde la soledad más absurda del recuerdo.
Ay, David
fue tan non grata tu presencia
que tiraste de mi corteza con su amuleto
a bordo de los adoquines de La Habana.
Pero tampoco yo pude retenerte.
Te comiste a Goliat en una estrofa
                              que nos hizo deudores
y ya no tengo cómo componer tu nicotina
entre los ataúdes del barrio.

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