jueves, 14 de diciembre de 2017

UN DÍA COMO HOY DE 1503 NACIÓ EL FRANCÉS, DE ORIGEN JUDÍO, MICHEL DE NOTRA DAME (NOSTRADAMUS)

Artículo tomado de: "LA GUÍA ESOTÉRICA"


Nostradamus. La apasionante vida del vidente más famoso de Europa…
¿Quién fue Nostradamus?
Podemos decir y decimos, que sin lugar a dudas, Nostradamus fue el vidente más famoso que hubo en Europa y el más célebre del mundo sin contar los profetas bíblicos.
Tiene admiradores y detractores. Pero nadie puede negar que hay una extensa cantidad de profecías ya cumplidas de los acontecimientos más importantes ocurridos en la tierra y otras por cumplir, ya que Nostradamus escribió profecías hasta lo que él consideró el fin del mundo en el año 3797.
La vida de Nostradamus es realmente fascinante. Vamos a intentar encontrar el equilibrio al resumirla, para no perder muchos detalles interesantes a la par que no nos extendemos mucho.
Michel de Nôtre-Dame, hijo de Jacobo y Renata, nació a las 11 horas y 12 minutos de un jueves 14 de diciembre de 1503 en la villa de Saint-Rémy, en la Provenza francesa. De familia adinerada y ascendencia judía, convertida al catolicismo por obligación, debido a un edicto o decreto que amenazaba a todos los hebreos de Provenza a convertirse o serían confiscados todos sus bienes. Su bisabuelo (Abraham Salomón), decidió bautizarse al catolicismo antes de perderlo todo, haciéndolo con el apellido Nôtre-Dame, que más tarde Michel latinizó cambiándolo a Nostradamus.
Parece ser que entre sus antepasados judíos, que venían de la tribu de Isacar, hubo muchos adivinos. Su padre era notario de la villa, y sus abuelos tanto paternos como maternos eran conocidos como sabios en matemáticas y en medicina. De hecho dos de los consejeros más valiosos y preciados del Rey Renato de Provenza fueron Juan de Saint Remy y Pedro de Notre Dame, hombres muy preparados, sabios, versados en ciencia y temas espirituales. Fue de la unión de un hijo y una hija de ambos que se formó esta familia de donde salió posteriormente Nostradamus.
Así que Nostradamus surgió de una familia de sabios, de lo más doctos de la época, que disponían de misteriosos conocimientos que la mayoría no entendían. Sabían medicina, matemáticas, la cábala Judía, astrología, etc…
Fue su abuelo materno Juan de Saint Remy que le enseñó a Nostradamus, letras, latín, hebraico, griego, matemáticas y la combinación de Astronomía y Astrología que en aquel entonces se estudiaban juntas y se conocían como Ciencias Celestes. (No fue sino hasta el siglo XVII que Kepler separo la Astrología, de la Astronomía.)
Cuando falleció su abuelo materno, su otro abuelo Pedro de Notre Dame lo reemplazó en su educación, haciéndolo de manera muy sabia.
Posteriormente, a los 15 años marcha a la Universidad de Avignon a estudiar bachillerato. Cuando termina decide realizar estudios médicos y lo hace en la Facultad de Medicina más famosa que había en la época en Francia en la Universidad de Montpellier. Conocido entre sus compañeros y profesores por sus extrañas facultades y su gran memoria.
Llegó la peste bubónica de 1525-1529, desgraciadamente ya conocida en Europa. Cuando la plaga entra en Montpellier hace que Nostradamus se dedique en cuerpo y alma a curar enfermos.
En la época no se sabía todavía luchar contra esta plaga y los médicos iban ataviados con una especie de máscaras de tela con cristales incrustados para los ojos. Se ponían algodón en la nariz y fumigaban todo con extrañas esencias de olores fuertes. Algo que no funcionaba pues hasta los propios médicos vestidos así fallecían.
Nostradamus aunque tuvo que acompañar a los maestros en la atención de los enfermos, no veía muy lógicos ni eficaces los métodos, así que prefirió llegar a su propias conclusiones mediante la observación persistente y examinando las secreciones de los enfermos. A pesar de intentarlo, los viejos médicos persistían en su forma de tratar. Dándose cuenta de que no podía poner en marcha sus propios métodos, aprovechó en cuanto pudo para ir a otras zonas de la región a ejercer por si solo con sus propios sistemas. Estuvo en Narbona, Tolosa, Carcasona, Burdeos, Avignón, etc.
Y lo importante es que los métodos aplicados por él funcionaban, la gente se curaba. Cuando se corrió la voz incluso personas importantes de la región lo mandaban llamar para ser tratado por él, prefiriéndolo en vez de a los médicos más importantes de la ciudad, a pesar de ser todavía un estudiante y no tener oficialmente el título de médico.
Parece ser que inventó una pildora que prevenía y ayudaba en la enfermedad, la cual tuvo mucho éxito. La llamaron la “píldora rosa” y aparentemente contenía una fuerte dosis de vitamina C.
Cuando la peste se extinguió pudo exponer su tesis en la Universidad. Mucha gente fue a verlo, y a pesar de las negativas de algunos maestros reticentes a nuevos métodos, fue todo un éxito y recibió grandes honores. Le otorgaron el gorro de cuatro puntas, la caja de terciopelo y el cinturón dorado que formaban el ropaje de los miembros de la Hermandad de Hipócrates.
Ya como doctor, tiempo más tarde conoció a Julio Cesar della Scala médico, filósofo, botánico, humanista, crítico literario y poeta italiano afincado en Francia, concretamente en Agén.
No sólo tuvo la oportunidad de compartir y aprender muchísimo de este gran sabio, si no que además fue en Agén donde conoció la mujer con la que se casó y tuvo dos hijos, Adriéte de Loubéjac.
Desgraciadamente la vida le tenía preparada una dura prueba, pues a pesar de haber salvado a tanta gente de las garras de la muerte, no puedo hacer lo mismo con las personas que más quería. Viendo fallecer a su mujer y sus hijos cayó en una intensa tristeza.
En soledad emprendió un viaje de más de diez años por diferentes lugares de Europa, en los que procuró olvidar lo sucedido y profundizar en sus conocimientos. No podemos saber si este periodo reflexivo, la amarga tristeza y la pena o todas juntas, tuvieron algo que ver en su despertar como vidente. Pues fue a partir de aquí que comenzó, al menos de manera más notoria, su don de profetizar.
Estando en sus viajes por Europa, conoció y compartió con muchos sabios, maestros, videntes y alquimistas.
Fue precisamente caminando en la provincia de Ancona (Italia) donde vio a un joven fraile franciscano y se arrodilló ante él. Cuando los otros monjes le preguntaron porqué ese gesto tan exagerado para un pobre fraile el respondió:
“¿No debo pues arrodillarme ante su santidad?”
Años más tarde, en 1585, este pobre fraile llamado Felice Peretti llegó a ser el Papa Sixto V.
Después de haber estado recluido en un monasterio por un tiempo, lo llamaron solicitando prestara sus servicios contra la peste en Marsella, donde además se instaló un pequeño periodo de tiempo como boticario y perfumista, elaborando elixires entre otras cosas.
Posteriormente fue en Aix donde en 1546 por una epidemia que irónicamente llamaron “carbón provenzal”, debido a que los afectados se volvían negros antes de morir, Nostradamus tomó mayor fama, pues inventó una sustancia compuesta de resina de ciprés, ámbar gris y zumo de pétalos de rosa que cortaba el contagio. Cuando la misma enfermedad surgió en Lyon requirieron su presencia.
Todo el éxito en la lucha contra las epidemias hizo que recibiera muchos honores, dinero y regalos.
Tenía 44 años cuando por fin asentó su residencia en Salon en la provenza francesa, en una sencilla casa en la que abrió su consulta. Llegaba una gran cantidad de personas buscando sus remedios, mucha era gente de dinero y alcurnia. Fue por esta fama y gran éxito que otros médicos comenzaron a acusarlo de brujo.
Allí conoció a una viuda adinerada, llamada Anne Ponsarde Gemelle, con la que contrajo matrimonio en 1547, y con la que también tuvo hijos.
En esa época elaboró una pócima que parece ser curaba la esterilidad. La cual entre otros usó con Catalina de Médicis esposa del rey de Francia Enrique II, que llevaba 11 años sin poder quedar en cinta y con la que tuvo un gran éxito, pues quedo curada y finalmente llegó a tener 10 hijos.
A pesar de su gran éxito como médico, comenzó a dedicar más tiempo a la astrología y a las predicciones. Por las noches después de haber atendido a sus pacientes se iba al observatorio que había mandado construir en lo alto de su casa para observar el cielo.
Fue aquí cuando comenzó a escribir las famosas “Centurias”, pero todas estas profecías las guardó para sí mismo por precaución, recordemos que ya lo estaban tachando de brujo. Tenía temor que algo así lo usaran contra él, como efectivamente más tarde sucedió.
En marzo de 1555 decidió sacar a la luz las primeras profecías en un impresor de Lyon. Tuvo un éxito increíble, todo el mundo en Europa hablaba de Nostradamus y por supuesto la corte. Mucha gente, incluso poetas le enviaban escritos, otros hacían largos viajes para consultarle.
La ciudad de Salon llegó a tener un gran crecimiento y tomar una gran fama, gracias a Nostradamus. Era un ir y venir de carruajes y caballos.
Como podemos imaginar, toda esta fama que no hacía más que crecer, no gustaba a los enemigos de Nostradamus, entre ellos algunos médicos que llegaron a argumentar que estaba poseído por el demonio.
Nada importante pudieron hacer contra él, pues hasta el propio rey Enrique II y su esposa estaban maravillados con las profecías. Lo llamaron para que acudiera a París y lo llenaron de regalos.
Su fama y prestigio seguían creciendo, incluso llegó a hacer una predicción sobre la muerte del rey, que se cumplió tal como había dicho.
Muerte de Nostradamus
Nostradamus estaba ya cansado y padecía gota e hidropesía, comenzó a escribir su testamento, incluso dijo donde quería que lo enterraran, en la pared de la iglesia de Santa Marta, que la sepultura fuera vertical para que nadie caminara por encima. El profeta ya sabía de su inminente fallecimiento.
El 1 de julio de 1566 su discípulo y secretario Jean de Chavigny le dijo “hasta mañana”. Pero Nostradamus le respondió “Mañana al despuntar el día, no estaré ya aquí”.
Efectivamente así fue, al día siguiente, el día 2 de julio de 1566 poco antes de la salida del sol, Nostradamus falleció.
El propio Jean de Chavigny lo describe de la siguiente manera:
“Había pasado ya de los sesenta años y estaba muy débil a causa de las enfermedades frecuentes que lo afligían, en especial artritis y gota. Falleció el 2 de julio de 1566, poco antes de la salida del sol. Podemos muy bien creer que le fue conocido el tiempo de su muerte, y aun el día y la hora, puesto que, a finales de junio de dicho año, había escrito de su propia mano estas palabras latinas: “Hic prope mors est”, mi muerte está próxima. Y el día antes de pasar de esta vida a la otra, habiéndolo yo asistido durante largo tiempo y habiendo estado cuidándolo desde el anochecer hasta el día siguiente por la mañana, me dijo estas palabras: ¡No me verá con vida la salida del sol!”
Como vemos, Nostradamus profetizó su propia muerte, incluso un tiempo antes había escrito la siguiente cuarteta.
De retour d’ambassade, don du Roy, mis a lieu,
Plus n’en fera, será allé a Dieu;
Proches parents, amis, fréres du sang
Trouve tout mort, pres du lit et du banc
Traducido sería:
Devuelta de una misión, regalo del Rey, en el acostumbrado lugar,
nada más le pasará, él (Nostradamus) se habrá ido a Dios.
Parientes cercanos, amigos, hermanos de sangre
le hallarán muerto, cerca de la cama y del banco.
En su sepulcro Nostradamus había hecho que se grabará la siguiente inscripción:
“Quietem posteri ne invidete” – No envidio el resto de los descendientes.
Pero su esposa quiso añadir este epitafio:
“Aquí yacen los despojos del muy ilustre Miguel Nostradamus, el único, a juicio de muchos mortales, digno de transmitir los acontecimientos futuros del mundo entero, con una pluma casi divina y en plena relación con las influencias de las estrellas. Vivió 62 años, seis meses y 17 días. Murió en Salon en el año 1566, que la posteridad no turbe su descanso. Ana Ponsart Gemelle, su mujer, desea al marido la verdadera dicha.”
Aunque además de admiradores también tiene detractores, Nostradamus fue sin lugar a dudas un personaje digno de ser recordado. Un sabio de la época, una persona con unos conocimientos impresionantes.
Recordemos que venía de una familia judía y desde el Éxodo los hebreos se llevaron de Egipto muchas cosas. Investigadores suponen que se llevarían todos los documentos de la cámara de iniciación egipcia, incluidas las fórmulas geométricas, algebraicas y cosmográficas empleadas más tarde en la Torah y en la construcción del Templo de Salomón, donde se guardaron dichos documentos, que aunque posteriormente fue destruido por los Romanos, se sabe que ya dentro no quedaba nada. Aunque nunca más se volvieran a ver estos textos, se presupone que pasaron de padres a hijos.
De hecho se sabe que Nostradamus, porque él mismo lo relató llegó a tener, investigar y memorizar libros de Egipto y de la antigua Persia de los Magos, seguramente heredados de sus abuelos. Libros que después de haber aprendido de memoria quemó.
Nostradamus declara que eran volúmenes que habían estado ocultos por muchos siglos y que por eso después de haber aprendido de memoria sus textos los había quemado.

Ya pronosticó Nostradamus que se hablaría más de él a su muerte, que en vida, y así ha sido y con toda seguridad seguirá siendo pues aún hay muchas profecías por entender y muchas otras por cumplirse.

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