Artículo tomado de: "LA GUÍA ESOTÉRICA"
Nostradamus. La apasionante vida del vidente más
famoso de Europa…
¿Quién fue Nostradamus?
Podemos decir y decimos, que sin lugar a
dudas, Nostradamus fue el vidente más famoso que hubo en Europa y
el más célebre del mundo sin contar los profetas bíblicos.
Tiene admiradores y detractores. Pero
nadie puede negar que hay una extensa cantidad de profecías ya
cumplidas de los acontecimientos más importantes ocurridos en la
tierra y otras por cumplir, ya que Nostradamus escribió profecías hasta lo que
él consideró el fin del mundo en el año 3797.
La vida de Nostradamus es realmente
fascinante. Vamos a intentar encontrar el equilibrio al resumirla, para no
perder muchos detalles interesantes a la par que no nos extendemos mucho.
Michel de Nôtre-Dame, hijo de Jacobo y
Renata, nació a las 11 horas y 12 minutos de un jueves 14 de diciembre de 1503
en la villa de Saint-Rémy, en la Provenza francesa. De familia adinerada y
ascendencia judía, convertida al catolicismo por obligación, debido a un edicto
o decreto que amenazaba a todos los hebreos de Provenza a convertirse o serían
confiscados todos sus bienes. Su bisabuelo (Abraham Salomón), decidió
bautizarse al catolicismo antes de perderlo todo, haciéndolo con el apellido
Nôtre-Dame, que más tarde Michel latinizó cambiándolo a Nostradamus.
Parece ser que entre sus
antepasados judíos, que venían de la tribu de Isacar, hubo muchos
adivinos. Su padre era notario de la villa, y sus abuelos tanto paternos
como maternos eran conocidos como sabios en matemáticas y en medicina. De hecho
dos de los consejeros más valiosos y preciados del Rey Renato de Provenza
fueron Juan de Saint Remy y Pedro de Notre Dame, hombres muy preparados,
sabios, versados en ciencia y temas espirituales. Fue de la unión de un hijo y
una hija de ambos que se formó esta familia de donde salió posteriormente
Nostradamus.
Así que Nostradamus surgió de
una familia de sabios, de lo más doctos de la época, que disponían de
misteriosos conocimientos que la mayoría no entendían. Sabían medicina,
matemáticas, la cábala Judía, astrología, etc…
Fue su abuelo materno Juan de Saint Remy
que le enseñó a Nostradamus, letras, latín, hebraico, griego,
matemáticas y la combinación de Astronomía y Astrología que en aquel
entonces se estudiaban juntas y se conocían como Ciencias Celestes. (No fue
sino hasta el siglo XVII que Kepler separo la Astrología, de la Astronomía.)
Cuando falleció su abuelo materno, su
otro abuelo Pedro de Notre Dame lo reemplazó en su educación, haciéndolo de
manera muy sabia.
Posteriormente, a los 15 años marcha a
la Universidad de Avignon a estudiar bachillerato. Cuando termina
decide realizar estudios médicos y lo hace en la Facultad de Medicina más
famosa que había en la época en Francia en la Universidad de
Montpellier. Conocido entre sus compañeros y profesores por sus extrañas
facultades y su gran memoria.
Llegó la peste bubónica de 1525-1529,
desgraciadamente ya conocida en Europa. Cuando la plaga entra en
Montpellier hace que Nostradamus se dedique en cuerpo y alma a curar enfermos.
En la época no se sabía todavía luchar
contra esta plaga y los médicos iban ataviados con una especie de máscaras de
tela con cristales incrustados para los ojos. Se ponían algodón en la nariz y
fumigaban todo con extrañas esencias de olores fuertes. Algo que no funcionaba
pues hasta los propios médicos vestidos así fallecían.
Nostradamus aunque tuvo que acompañar a
los maestros en la atención de los enfermos, no veía muy lógicos ni eficaces
los métodos, así que prefirió llegar a su propias conclusiones mediante la
observación persistente y examinando las secreciones de los enfermos. A pesar de
intentarlo, los viejos médicos persistían en su forma de tratar. Dándose cuenta
de que no podía poner en marcha sus propios métodos, aprovechó en cuanto pudo
para ir a otras zonas de la región a ejercer por si solo con sus propios
sistemas. Estuvo en Narbona, Tolosa, Carcasona, Burdeos, Avignón, etc.
Y lo importante es que los
métodos aplicados por él funcionaban, la gente se curaba. Cuando se
corrió la voz incluso personas importantes de la región lo mandaban llamar para
ser tratado por él, prefiriéndolo en vez de a los médicos más importantes de la
ciudad, a pesar de ser todavía un estudiante y no tener oficialmente el
título de médico.
Parece ser que inventó una
pildora que prevenía y ayudaba en la enfermedad, la cual tuvo mucho éxito.
La llamaron la “píldora rosa” y aparentemente contenía una fuerte dosis
de vitamina C.
Cuando la peste se extinguió pudo
exponer su tesis en la Universidad. Mucha gente fue a verlo, y a pesar de las
negativas de algunos maestros reticentes a nuevos métodos, fue todo un éxito y
recibió grandes honores. Le otorgaron el gorro de cuatro puntas, la caja de
terciopelo y el cinturón dorado que formaban el ropaje de los miembros de la
Hermandad de Hipócrates.
Ya como doctor, tiempo más tarde conoció
a Julio Cesar della Scala médico, filósofo, botánico, humanista, crítico
literario y poeta italiano afincado en Francia, concretamente en Agén.
No sólo tuvo la oportunidad de compartir
y aprender muchísimo de este gran sabio, si no que además fue en Agén donde
conoció la mujer con la que se casó y tuvo dos hijos, Adriéte de Loubéjac.
Desgraciadamente la vida le tenía
preparada una dura prueba, pues a pesar de haber salvado a tanta gente de las
garras de la muerte, no puedo hacer lo mismo con las personas que más quería.
Viendo fallecer a su mujer y sus hijos cayó en una intensa tristeza.
En soledad emprendió un viaje de más de
diez años por diferentes lugares de Europa, en los que procuró olvidar lo
sucedido y profundizar en sus conocimientos. No podemos saber si este periodo
reflexivo, la amarga tristeza y la pena o todas juntas, tuvieron algo que ver
en su despertar como vidente. Pues fue a partir de aquí que comenzó, al menos
de manera más notoria, su don de profetizar.
Estando en sus viajes por
Europa, conoció y compartió con muchos sabios, maestros, videntes y alquimistas.
Fue precisamente caminando en la
provincia de Ancona (Italia) donde vio a un joven fraile franciscano y se
arrodilló ante él. Cuando los otros monjes le preguntaron porqué ese gesto tan
exagerado para un pobre fraile el respondió:
“¿No debo pues arrodillarme ante su
santidad?”
Años más tarde, en 1585, este
pobre fraile llamado Felice Peretti llegó a ser el Papa Sixto V.
Después de haber estado recluido en un
monasterio por un tiempo, lo llamaron solicitando prestara sus servicios contra
la peste en Marsella, donde además se instaló un pequeño periodo de
tiempo como boticario y perfumista, elaborando elixires entre otras cosas.
Posteriormente fue en Aix donde en 1546
por una epidemia que irónicamente llamaron “carbón provenzal”, debido a que los
afectados se volvían negros antes de morir, Nostradamus tomó mayor fama, pues
inventó una sustancia compuesta de resina de ciprés, ámbar gris y zumo de
pétalos de rosa que cortaba el contagio. Cuando la misma enfermedad surgió en
Lyon requirieron su presencia.
Todo el éxito en la lucha contra las
epidemias hizo que recibiera muchos honores, dinero y regalos.
Tenía 44 años cuando por fin asentó su
residencia en Salon en la provenza francesa, en una sencilla casa en la que
abrió su consulta. Llegaba una gran cantidad de personas buscando sus remedios,
mucha era gente de dinero y alcurnia. Fue por esta fama y gran éxito
que otros médicos comenzaron a acusarlo de brujo.
Allí conoció a una viuda adinerada,
llamada Anne Ponsarde Gemelle, con la que contrajo matrimonio en 1547, y con la
que también tuvo hijos.
En esa época elaboró una pócima
que parece ser curaba la esterilidad. La cual entre otros usó con Catalina
de Médicis esposa del rey de Francia Enrique II, que llevaba 11 años sin
poder quedar en cinta y con la que tuvo un gran éxito, pues quedo curada y
finalmente llegó a tener 10 hijos.
A pesar de su gran éxito como
médico, comenzó a dedicar más tiempo a la astrología y a las
predicciones. Por las noches después de haber atendido a sus pacientes se
iba al observatorio que había mandado construir en lo alto de su casa para
observar el cielo.
Fue aquí cuando comenzó a
escribir las famosas “Centurias”, pero todas estas profecías las
guardó para sí mismo por precaución, recordemos que ya lo estaban tachando
de brujo. Tenía temor que algo así lo usaran contra él, como efectivamente más
tarde sucedió.
En marzo de 1555 decidió sacar a la luz
las primeras profecías en un impresor de Lyon. Tuvo un éxito increíble, todo el
mundo en Europa hablaba de Nostradamus y por supuesto la corte. Mucha gente,
incluso poetas le enviaban escritos, otros hacían largos viajes para
consultarle.
La ciudad de Salon llegó a tener un gran
crecimiento y tomar una gran fama, gracias a Nostradamus. Era un ir y venir de
carruajes y caballos.
Como podemos imaginar, toda esta fama
que no hacía más que crecer, no gustaba a los enemigos de Nostradamus, entre
ellos algunos médicos que llegaron a argumentar que estaba poseído por
el demonio.
Nada importante pudieron hacer contra
él, pues hasta el propio rey Enrique II y su esposa estaban maravillados con
las profecías. Lo llamaron para que acudiera a París y lo llenaron de regalos.
Su fama y prestigio seguían creciendo,
incluso llegó a hacer una predicción sobre la muerte del rey, que se cumplió
tal como había dicho.
Muerte de Nostradamus
Nostradamus estaba ya cansado y padecía
gota e hidropesía, comenzó a escribir su testamento, incluso dijo donde quería
que lo enterraran, en la pared de la iglesia de Santa Marta, que la sepultura
fuera vertical para que nadie caminara por encima. El profeta ya sabía de su
inminente fallecimiento.
El 1 de julio de 1566 su discípulo y
secretario Jean de Chavigny le dijo “hasta mañana”. Pero Nostradamus le
respondió “Mañana al despuntar el día, no estaré ya aquí”.
Efectivamente así fue, al día
siguiente, el día 2 de julio de 1566 poco antes de la salida del sol,
Nostradamus falleció.
El propio Jean de Chavigny lo describe
de la siguiente manera:
“Había pasado ya de los sesenta años y
estaba muy débil a causa de las enfermedades frecuentes que lo afligían, en especial
artritis y gota. Falleció el 2 de julio de 1566, poco antes de la salida del
sol. Podemos muy bien creer que le fue conocido el tiempo de su muerte, y aun
el día y la hora, puesto que, a finales de junio de dicho año, había escrito de
su propia mano estas palabras latinas: “Hic prope mors est”, mi muerte está
próxima. Y el día antes de pasar de esta vida a la otra, habiéndolo yo asistido
durante largo tiempo y habiendo estado cuidándolo desde el anochecer hasta el
día siguiente por la mañana, me dijo estas palabras: ¡No me verá con vida la
salida del sol!”
Como vemos, Nostradamus profetizó su
propia muerte, incluso un tiempo antes había escrito la siguiente cuarteta.
De retour d’ambassade, don du Roy, mis a
lieu,
Plus n’en fera, será allé a Dieu;
Proches parents, amis, fréres du sang
Trouve tout mort, pres du lit et du banc
Plus n’en fera, será allé a Dieu;
Proches parents, amis, fréres du sang
Trouve tout mort, pres du lit et du banc
Traducido sería:
Devuelta de una misión, regalo del Rey,
en el acostumbrado lugar,
nada más le pasará, él (Nostradamus) se habrá ido a Dios.
Parientes cercanos, amigos, hermanos de sangre
le hallarán muerto, cerca de la cama y del banco.
nada más le pasará, él (Nostradamus) se habrá ido a Dios.
Parientes cercanos, amigos, hermanos de sangre
le hallarán muerto, cerca de la cama y del banco.
En su sepulcro Nostradamus había hecho
que se grabará la siguiente inscripción:
“Quietem posteri ne invidete” – No envidio el resto de los descendientes.
“Quietem posteri ne invidete” – No envidio el resto de los descendientes.
Pero su esposa quiso añadir este
epitafio:
“Aquí yacen los despojos del muy ilustre Miguel Nostradamus, el único, a juicio de muchos mortales, digno de transmitir los acontecimientos futuros del mundo entero, con una pluma casi divina y en plena relación con las influencias de las estrellas. Vivió 62 años, seis meses y 17 días. Murió en Salon en el año 1566, que la posteridad no turbe su descanso. Ana Ponsart Gemelle, su mujer, desea al marido la verdadera dicha.”
“Aquí yacen los despojos del muy ilustre Miguel Nostradamus, el único, a juicio de muchos mortales, digno de transmitir los acontecimientos futuros del mundo entero, con una pluma casi divina y en plena relación con las influencias de las estrellas. Vivió 62 años, seis meses y 17 días. Murió en Salon en el año 1566, que la posteridad no turbe su descanso. Ana Ponsart Gemelle, su mujer, desea al marido la verdadera dicha.”
Aunque además de admiradores también
tiene detractores, Nostradamus fue sin lugar a dudas un personaje digno de ser
recordado. Un sabio de la época, una persona con unos conocimientos
impresionantes.
Recordemos que venía de una familia
judía y desde el Éxodo los hebreos se llevaron de Egipto muchas cosas.
Investigadores suponen que se llevarían todos los documentos de la cámara de
iniciación egipcia, incluidas las fórmulas geométricas, algebraicas y
cosmográficas empleadas más tarde en la Torah y en la construcción del Templo
de Salomón, donde se guardaron dichos documentos, que aunque posteriormente fue
destruido por los Romanos, se sabe que ya dentro no quedaba nada. Aunque nunca
más se volvieran a ver estos textos, se presupone que pasaron de padres a hijos.
De hecho se sabe que Nostradamus, porque
él mismo lo relató llegó a tener, investigar y memorizar libros de
Egipto y de la antigua Persia de los Magos, seguramente heredados de sus
abuelos. Libros que después de haber aprendido de memoria quemó.
Nostradamus declara que eran volúmenes
que habían estado ocultos por muchos siglos y que por eso
después de haber aprendido de memoria sus textos los había quemado.
Ya
pronosticó Nostradamus que se hablaría más de él a su muerte, que en vida, y
así ha sido y con toda seguridad seguirá siendo pues aún hay muchas profecías
por entender y muchas otras por cumplirse.
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