A Víctor, el joven pintor del Cerro, por conocernos en la víspera de su
eterno viaje…
al tratar de poseerte
me fluye la vida en campanarios.
emano un golpe en suerte de
plenilunio
y dilucido que mi copa de luz vibra
en la sangre
que penetro el cristal
y no me
rompo.
Ananda…
a galope recorres los laberintos de
mi voluntad
cuando tu piel tiende a perfumarme
las praderas.
¡bienaventurado tú!
yo estoy loca de atar
y me diseminas como sándalo
por los siglos de los siglos de los
siglos
donde alguna vez culminaremos
nuestro proyecto.
seguiré crucificada en la memoria
tan amazona de las tibias
tempestades.
vivir es la apariencia de los
hombres
es poner el cuerpo bajo un viejo
disfraz
y ponernos los domingos
los lutos y las ferias.
vivir es revestirnos las alas
quedar
justo
ante la puerta de los ángeles
vernos partir…
23-3-94
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