PRIMER
MANIFIESTO DE LA OTRA
Que
me creas, Don Quijote
entre
molinos de viento
no
ha de ser buen argumento
para
ver al sacerdote.
He
de mostrarte el escote
si
por el trigal paseas
y
cuando en sueños me veas
no
pretendas atraparme
pues
a Sancho he de confiarme
en
peregrinas ideas.
SEGUNDO
MANIFIESTO DE LA OTRA
Dulcinea
me has llamado
en
el monte y la llanura
porque
sientes mi alma pura
en
la floresta del prado.
No
sabes cuánto he pecado
en
tu divina creencia.
Presiento
que tu insistencia
consumió
al buen Rocinante.
Tú,
varón, eres diamante.
Yo,
perfume de la ausencia.
(Imagen tomada de la red)

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