Soy
el grano de arena que fustiga la ola
hasta masacrar
el dolor
pero no
importa.
Algún día,
también
yo me
proclamaré muralla
para rendir
tributo a las violetas y murciélagos
a la antorcha apagada
de la ciudad:
Babilonia
sangrante, esclerótica y muda.
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