jueves, 19 de abril de 2018

SVEN HASSEL, DANÉS, NACE EN 1917


Tomado de El País, 24, sept. 2012

Sven Hassel, que ha vendido 50 millones de ejemplares de sus libros, traducidos a una veintena de idiomas, se lleva las dudas sobre su pasado a la tumba. Sostenía que, nacido en un pueblecito danés en 1917, había ingresado a los 17 años en un regimiento de húsares de su país y luego, en 1938, se había apuntado voluntario para a continuación luchar en el ejército alemán durante la segunda contienda mundial, sirviendo en prácticamente todos los frentes (escenario de sus historias), excepto en el norte de África. Sus novelas, entonces, serían un testimonio personal de la guerra a través de las tremendas vivencias de ese puñado de personajes, en uno de los cuales —llamado también Sven—, se representa a sí mismo.
Con los años han surgido voces que cuestionan esa biografía oficial y que incluso apuntan que Hassel no solo no vivió las experiencias de sus relatos, que le habrían sido explicadas tras la guerra por veteranos daneses de las SS, sino que fue en realidad un nazi danés que permaneció en su país. En todo caso, los especialistas en temas militares han detectado errores en sus novelas y situaciones del todo imposibles, como que los alemanes pusieran en manos de soldados de un batallón disciplinario los punteros carros Tiger y Panther.
Sus partidarios le defienden recordando que sus novelas —una de las cuales, Los pánzers de la muerte, fue llevada al cine— son eso, novelas, y que si bien la médula de las historias que narra es bien real, Hassel las trasladó conscientemente al terreno de la ficción. Sea como sea, lo innegable es que si bien sus 14 títulos muestran la contienda desde el bando alemán y llevan a solidarizarse con las penurias de los soldados germanos, el punto de vista es profundamente anitinazi y lo que se deriva de las novelas, pese a todas sus aventuras, que son muchas, es un profundo horror, por no decir asco, por las miserias de la guerra. Mucho antes de la actual moda de contarlo y mostrarlo todo de manera descarnada, Hassel, y era una sorpresa al leerlo en los años sesenta y setenta (ahora lo reedita Inédita), no ahorraba ejecuciones sumarias, torturas, violaciones, muertes horrorosas descritas pormenorizadamente y cien mil otras barbaridades. Desde luego no es la prosa de alguien que glorifique la guerra y el espíritu marcial. La mayoría de sus protagonistas reflejan sentimientos antimilitaristas y antinazis, empezando por el nihilista Porta, un antihéroe que gusta de cargarse la rígida uniformidad prusiana luciendo un sombrero de copa amarillo.

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