Besé tus zapatos porque se parecían al
cielo
en una noche de sol radiante
cuando Maples Arce tejía el humo de las
cicatrices
donde mi cabeza quedó atrapada en los
ladrillos
de una canción a medio vestir.
Besé tus zapatos
que eran como ráfagas altisonantes
en el centro de la etérea ciudad que se
maquilla
con la rabia de sus transeúntes
como último intento de volver a nacer.
Besé tus zapatos que volaban descalzos
sobre el suspiro de un mayo que comienza
sin mí
bajo el ala de un sombrero
que reanuda su rojo periplo en verde.
(derechos reservados)
(Imagen tomada de la red)

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