Padre:
he calzado tu espuela muchas veces
sorteando nuestras piedras en la vida.
Muchas veces me he sentido perdida
y muchas, encontré sólo reveses.
Yo no sé si el destino nos impuso
un sendero agobiante y sin decoro
un sendero agobiante y sin decoro
pero cierto es que hallamos el tesoro
detrás del horizonte aún más confuso.
Desterrada de ti no fui vencida
por arengas, miserias y traiciones.
Sigues vivo en el tiempo y en la herida
abierta, irreductible que poseo.
Desde aquí, al lobo infame aún devoro.
Su sangre vigorosa es mi trofeo.
MDenis©2018
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