(Santander, 1896 - Madrid, 1987) Poeta español
considerado una de las figuras más representativas de la Generación del 27, a
la que agrupó por primera vez en una célebre antología y que encabezó el
redescubrimiento de Góngora.
Profesor de literatura y de música, inició su andadura
poética con El romancero de la novia (1920), que denotaba cierta influencia de Juan Ramón Jiménez y
su aprecio por las formas tradicionales. Después de una breve estancia en
París, donde hizo amistad con Vicente Huidobro y
conoció la pintura cubista, reveló su permeabilidad a las corrientes
vanguardistas, como el creacionismo, en versos de gran musicalidad.
Frutos inmediatos de esta experiencia fueron Imagen (1922)
y Manual de espuma (1924), libro este último en el que fusiona al modo
cubista dos o tres temas en el mismo poema, el cual a su vez actúa como agente
creador de las imágenes. Desde entonces alternó ambas vertientes hasta el punto
de hacer de esta alternancia una de las características de su creación lírica.
De aquí que no pueda analizarse su obra
por etapas cronológicas sino a través del reconocimiento de esas dos vías
paralelas representadas, según su propia enunciación, por la "poesía
relativa", sostenida por la realidad perceptible, y la "poesía
absoluta", sustentada en la misma palabra poética y muy secundariamente en
la realidad evidente.
En este sentido, la primera se apoyó en las formas
tradicionales, y la segunda, en las vanguardistas. Críticos como Manuel Cossío,
Eugenio de Nora o Dámaso Alonso consideraron
a su vez que la conjugación de ambas tendencias lo movió a revitalizar formas
estróficas tradicionales con contenidos vanguardistas y a mostrar una gran
diversidad de emociones como fundamento de un riguroso sistema poético. A ello
contribuyó asimismo el dominio del lenguaje, una intuitiva aplicación de los
recursos técnicos y expresivos, y un consciente desapego por el tono
trascendentalista.
Los libros que marcan el inicio de este proceso
creador son Fábula de Equis y Zeday Poemas
adrede (1932), en los que la décima, la
sextina real y otras formas métricas comunes a la poesía barroca confieren una
cierta estabilidad a los contenidos vanguardistas, al mismo tiempo que un
léxico claro y preciso surgido de la realidad evidente y una sintaxis musical
le sirvieron para soportar la pluralidad significativa de las imágenes. El
precio de esta preceptiva fue la pérdida de intensidad emotiva, cosa que
compensó con la fuerza esencial de su palabra poética.
De su vasta obra cabe destacar Versos humanos (1925), Ángeles de Compostela(1940), Alondra
de verdad (1941), La luna en el desierto (1949), Biografía
incompleta (1953), Poesía amorosa (1965), Vuelta del peregrino (1967), La fundación del querer (1970) y Versos
divinos (1971). En 1947 ingresó en la Real
Academia Española. Entre otros galardones, recibió el Premio Nacional de
Literatura (1925), compartido con Rafael Alberti,
y en 1980 el Cervantes, que compartió con Jorge Luis Borges.
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/diego_gerardo.htm

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