Autora: María Liliana Celorrio, Las Tunas, 1958
ELEGÍA A DESTIEMPO
Tú que me llevas de recorrido bajo la estrella polar
los jacintos ebrios toman agua del musgo
y la barca te llena de sombras los ojos.
Acércate a la peligrosidad del recodo
donde la abeja no duerme con su ojo de miel.
Invéntame un cementerio de polvos blancos
para sentirme reír con las cuencas vacías.
Beso tu risa desde acá donde el agua es más tierna
y las gaviotas chocan con la suavidad de los remos.
Espero la hora en que estés desnudo y áspero
y bajen por tus manos las huellas sangrientas del mundo
y pueda dormir en tu cuello donde apacientes animales
salobres
golondrinas sin alas esteros maduros.
Entrégame lo que ocultas tu verdadero sello
recogeré en las sombras tu corazón indefenso
te brindaré mis senos como una bandera
un mástil o una estrella sin ruidos.
Naufragaré en tu lengua de pájaro solitario
beberé por tus dientes la soledad de un navío.
Tú que me llevas bajo los árboles
donde esa flor roja se yergue en los troncos
y se lanza al vacío de las hojas como una manga salvaje.
Aquí te espero nacida de las piedras voy donde tú vas
naciendo de tus ojos más clara yo misma.
A ti te pertenecen las auras los nacimientos
en ti se desparraman las lluvias más tristes.
Ayúdame a esperarte bajo los jacintos serios
destinatario de furias catador de crepúsculos.
Socavaré en tu nombre mi alegría primera
me vestiré de cuerpo para aromar tu sombra.
Hagamos entre los dos una hoguera de grillos
crepitaremos en las nubes de humo.
ELEGÍA A DESTIEMPO
Tú que me llevas de recorrido bajo la estrella polar
los jacintos ebrios toman agua del musgo
y la barca te llena de sombras los ojos.
Acércate a la peligrosidad del recodo
donde la abeja no duerme con su ojo de miel.
Invéntame un cementerio de polvos blancos
para sentirme reír con las cuencas vacías.
Beso tu risa desde acá donde el agua es más tierna
y las gaviotas chocan con la suavidad de los remos.
Espero la hora en que estés desnudo y áspero
y bajen por tus manos las huellas sangrientas del mundo
y pueda dormir en tu cuello donde apacientes animales
salobres
golondrinas sin alas esteros maduros.
Entrégame lo que ocultas tu verdadero sello
recogeré en las sombras tu corazón indefenso
te brindaré mis senos como una bandera
un mástil o una estrella sin ruidos.
Naufragaré en tu lengua de pájaro solitario
beberé por tus dientes la soledad de un navío.
Tú que me llevas bajo los árboles
donde esa flor roja se yergue en los troncos
y se lanza al vacío de las hojas como una manga salvaje.
Aquí te espero nacida de las piedras voy donde tú vas
naciendo de tus ojos más clara yo misma.
A ti te pertenecen las auras los nacimientos
en ti se desparraman las lluvias más tristes.
Ayúdame a esperarte bajo los jacintos serios
destinatario de furias catador de crepúsculos.
Socavaré en tu nombre mi alegría primera
me vestiré de cuerpo para aromar tu sombra.
Hagamos entre los dos una hoguera de grillos
crepitaremos en las nubes de humo.
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