Los
pulmones devorados por la nicotina
deciden
testimoniar que mi grito es un incendio.
Nadie
pudo convalidarme en aras del oprobio
y me
golpean para que cierre la boca y las agallas
mientras
pretenden que mi denuncia sea ahogada
en el
susurro de los peces.
MDenis©estevientotandiabolico
Excelente texto.
ResponderEliminarGracias, Patxi!!!
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