domingo, 1 de septiembre de 2019

POESÍA LATINOAMERICANA CONTEMPORÁNEA

ANA MARÍA RIVAS, EL SALVADOR, 1995


Una mujer

Cuántas veces huimos del mundo,
Cuanto tiempo nos quemaron las manos:
ejercimos largamente el oficio
de parir, hacer la cena, criar las bestias.
Nos confinaron a ser adorno,
en la sala de señores importantes.
Mordimos la lengua ante el insulto,
contuvimos el puño, ante el golpe.
Nos rendimos a limpiar los estantes más bajos,
Y les chupamos su maldad entre lágrimas.
Nos royeron el cuerpo,
nos dejaron desnudas,
en basureros, veredas y cañales.
Fuimos violadas todas.
Por el padre, por el hijo, por los hijos de sus hijos.
Y nadie dijo nunca nada.
En la hondura del silencio,
nos zurcimos las heridas.
Nuestro corazón era un remiendo
que se abría siempre,
una y otra vez.
En noches más oscuras nos quemaron las alas.
Coleccionábamos yerbas, hacíamos brebajes,
para curar a quienes fueron nuestros delatores.
Nos hallaron ejerciendo el amor entre el fuego,
alzamos la voz y nos creyeron dementes
Y por brujas y desviadas nos quemaron en la hoguera.
Eran todos varones, hijos legítimos de Dios.
Ceniza sobre más ceniza,
fuimos una con el soplo del viento.
Borraron nuestros nombres de las enciclopedias
ignoraron nuestros pasos en los periódicos
guardaron nuestros restos en amplios cementerios
donde nunca hubo una tumba,
un nombre,
una mujer.


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