He dejado a un lado mi vocación de mansa bestia
para subsistir entre las cuatro paredes
del olvido
como Dios manda.
Brotaron telarañas de mi boca
mientras me consagré a las alambradas de
los sesenta
cuando aún contaba estrellas desde el
fondo de la noche
o tarareaba a The Beatles en clausura y pelo
largo.
He dejado a un lado mi vocación de
patriotismo
ahogado en la tolerancia
y ya poco importa que me abisme en el
recuerdo
hasta naufragar en una copa de sangre.
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