Ana, pequeña
flor truncada
en las grietas
de Europa
lo has confiado
todo
a
todos
inclusive a los
muros
a los árboles
que cubrían tus pestañas
al cielo…
Una a una fuiste
sacándote las espinas
y poniéndolas
sobre el frío papel
que gritó tus
silencios.
Ana Frank
amasabas la
esperanza con la dulce harina de los libros
y con la
austeridad que imponía la tiniebla
hacías galletas
para compensar el cautiverio.
¡Kitty sí que
supo comprenderte!
…Y yo
entre paredes
que atrapan tu agonía
te escucho con
los tristes ojos de la historia.
Como orate
melancólica
siento las
campanas de la iglesia
¿del Oeste?
¿del Este?
¿en el mapamundi
donde los sueños construyen telarañas?
Todavía el gato
ronronea
echado en la
ausencia de tu falda
y en los
retratos gastados y acuarelas.
Ronroneamos el
gato y yo
palabras
estériles
a las puertas pestilentes de
otros holocaustos
que solo tú
podrás comprender.
MDenis-2019
(imagen tomada de la red)
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