A Wilman Villar Mendoza
hoy
mi eterno hoy desde que nací dentro de una consigna
en una plaza
en una bota sin previo aviso de futuro real
me hace sentir delincuente común porque pienso
y me abastezco de todas las hambres
y huellas de soledad.
hoy llego con las manos rotas
y me siento a beber el sudor del sangrazo
la lágrima del hibisco
y la yagruma
en la
distancia de banderas recíprocas.
hoy pienso que estoy vacía de panteones bajo las estatuas
a quienes confié la belleza del silencio.
todo arde en la memoria tras los barrotes de la angustia
que me condenará
de una vez por todas
frente al mar y los naufragios.
hoy extiendo las manos y solo saltan venas que no me reconocen
pecas que atestiguan el paso de los días.
hoy tengo el réquiem anclado en la espina dorsal
mientras los pájaros siembran de luto el cielo
y nacen nuevos mártires de mi lengua en reclamo.
no puedo parir rosas si me brotan espinas
ni sepultar recuerdos en el riñón de la diáspora.
no debo autocensurarme sin maldecirme
o apiadarme de los demonios que circundan
la
metamorfosis de la resignación.
ningún ángel puede coserme la voz con hilo de obediencia.
tira de mí la vocación de rabia y no hay perpetuidad en mi
cadalso.
hoy
alguien anónimo marcha con su pan -o su no pan- en el bolsillo
con su íntimo disturbio sin que nadie pueda entrar a su corazón.
nadie puede porque las hordas públicas
porque
los órganos de la seguridad
porque los parámetros nos ingieren
con medidas cautelares
incluso más allá de la distancia donde el cianuro es posible.
hoy un hombre que nunca conocí me incorpora a su ansia.
tiene una estrella más grande que la gloria.
MDenis©réquiem2012
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