Mendigo entre
renglones de un mundo vertido en la ambición.
Los días no conocen
de esta sed,
atrapar migajas de
esperanza,
regalar una mañana
sin disparos,
ver el hambre
rendida,
la sabiduría de un
poema en labios de pobres.
Los días no saben de
esta sed,
no me reconocen,
tampoco yo los he
visto ser engendrados.
Hoy vivo desvestido
de todo aquel que calla,
despierto en bares
donde solo copas de
insomnio
celebran el olor a
muerte,
fe perdida.
Dónde están las
palomas
los parques
las risas
los niños?
Bebo perforaciones
en el alma
y la vehemencia nada
libre del río
y la luna ya no es
plata que refleje rostros,
solo fantasmas
ensamblados en laboratorios.
Se ha vuelto viral
querer el cielo,
despojar del reloj
sus horas,
matar los sueños con
discursos,
exigirle al planeta
petróleo en vez de frutos,
expansión
obligatoria y no cultura.
Viral.
Mendigo entre
renglones de un mundo vertido en la ambición.
Los días ahora son
como los rieles,
se llevan la vida de
prisa,
hasta esta fe de
esperanza bebida en bares llenos de insomnio.
A ellos no los
reconozco.
Del libro: Los
silencios escapan.
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