domingo, 31 de mayo de 2020

POETAS CUBANOS (OCTAVIO ARMAND)


Suma calcárea


La ciudad lame sus ruinas.
Manchas relumbrantes, estalagmitas
empinadas habitadas por nadies
y cualquieras, el ir y venir
de los transeúntes que jadean
en el cuadrivio, los automóviles clavados
por el sol al movimiento inútil
arrancan y frenan, arrancan
y frenan, reverberan, como el titileo
en el lomo de una yegua recién parida.


Pesan como plomo los labios
cuando hablo contigo. Yuntas lo dicho
y lo que se quiere decir, la astucia giratoria
que se mide el traje y duda más que un filósofo,
el insulto y sus zarpazos,
el yo nuestro de cada verbo, sucedáneo
y abundante, que lanza los dados sobre una ola.
Me gusta llamarme tú, te digo,
pero vuelvo a la noria, yodado hasta el tuétano
y siempre en neblinoso subjuntivo.


La suma calcárea de tus pasos
excede a la ligereza del vuelo,
o al repente de sus cenizas
y escama de sardina azorada,
lengua de tu lengua deslenguada,
si las hay, deslenguada lengua
de tu lengua, si las hay, rumbo hostil
y destino incierto, solo el punto de partida,
prensil, se estira como un puente
para que nazca el río sobre unas lajas.


Manchas de cunaguaro al hipogloso
y un poco de tornillo vacío
para atravesar la hora,
para bailar dentro de un ópalo
las rimas de la luz.
Al repente de cenizas,
al azoro de sardina zambullida en cera inútil,
a la ciudad que lame ruinas,
a cada labio contigo y donde falte labio,
o noche, o titileo, un caracol.

Lo firma tú. La fecha es hoy.

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