CONDENADA
Es terrible sentarse en una estrella
y ensangrentarla con aeronaves
invisibles.
Es terrible padecer de los dos ojos
si el humo perfora sus cascadas.
Nunca volví a ser
la muchacha de los orgasmos azules
en las tertulias del barrio
donde devorábamos rimas
frente a la censura.
Nunca más subí por tus laderas
y escapé desaforada.
Cuando dije Poesía vomité todo el
pasado.
Del libro: Intimidades de Penélope
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