POEMA IV
El espejo
vacío de tu imagen me convence
que nada descansa en paz.
Es tan fuerte el nombre de la muerte
que me niego a engendrar otras promesas.
Sé que soy ridícula hasta matarme
en la risa de los otros
y que soy un crepúsculo de cara al mar.
¿A quién puede importarle tanta rabia
tanto esqueleto desenterrado del olvido?
2010
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