El 95% de los cubanos son pobres, el 62% sobrevive con lo mínimo y el 17% no tiene agua. Las demoledoras cifras, reveladas en el informe anual sobre el estado de los derechos sociales en la Isla que elabora el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), son preocupantes. Otros datos, como el número de cubanos que se abstuvieron de comer el año pasado –un 59%–, ilustran el nivel de desabastecimiento del país y la escasa utilidad de la canasta racionada por el Estado, que solo dura diez días del mes, o incluso menos, al 85% de los ciudadanos. Al menos diez cubanas, entre ellas una niña, fallecieron este domingo tras volcar un camión sin placas en que viajaban en el municipio mexicano de Pijijiapan, a 150 kilómetros de la ciudad fronteriza de Tapachula (Chiapas) con Guatemala. Conversamos con una fuente en el hospital Rafael Alfaro, que confirmó que en el vehículo iban 27 naturales de la Isla, que salieron "expulsados al momento del siniestro". La Cancillería de la Isla confirmó la muerte de los "migrantes irregulares", pero no ofreció detalles sobre el número de fallecidos. Ricardo Cabrisas, el hombre de La Habana para renegociar sus deudas, llegó a Emiratos Árabes Unidos con una agenda para conseguir nuevos financiamientos del Fondo Abu Dhabi de Desarrollo. Al hilo de esta visita, hablamos con algunos cubanos que viven en Dubái. Dayana, una joven periodista cienfueguera, y Javier, un habanero que trabajaba como guía turístico en Cuba, cuentan las vicisitudes de viajar y establecerse en un país al que califican como "patriarcal, capitalista, reglamentario y autoritario". La antigua Casa Riviera, una tienda exclusiva de la calle Galiano, en Centro Habana, donde antaño se vendían lujosos relojes Rolex, ahora ha sido rentada a una pequeña empresa privada que oferta sábanas, frazadas para limpiar el piso y toallas. Poco a poco, el local va perdiendo su antigua clase: la imponente reja de entrada y las vidrieras donde solían exhibirse las joyas, son menos notables que las columnas de piedra rugosa y las toscas losas de reciente fabricación, de mala calidad y llenas de agujeros. No faltan, desde luego, las colas y una empleada que grita, a viva voz: "¡No se aglomeren, que así no puedo ni respirar!". "Hay cinco formas de acabar contigo. Convertirte en una 'no persona', sin trabajo, ni amigos, ni familia, ni internet, ni libertad para moverte. Freírte el cerebro, volviéndote un ser ansioso, paranoico, monotemático, extremista y con un discurso tan radical que no generes empatías. Obligarte a partir al exilio; da igual que continúes mandando tu mensaje por las redes, si no estás allí dentro, no eres tan relevante. Encerrarte en una prisión; algunos darán el berro por ti, pero la inmensa mayoría seguirá en sus asuntos. Y, por último, matarte; la historia reciente de Cuba está llena de 'accidentes', y no pasa nada". Yunior García describe sus Encuentros de tercera fase con la Seguridad del Estado. |
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