Pedro Garce es el responsable de gestionar la cola virtual para echar gasolina en El Tángana, de La Habana. Su tarea consiste en organizar a los más de 6.000 clientes que se agolpan para conseguir el combustible, que llega con cuentagotas a la capital cubana, aunque este no es su único quebradero de cabeza. Suspender, reorganizar, ordenar… Un viacrucis para este hombre que depende de las intempestivas decisiones de sus superiores. El mercado informal de divisas vivió un verdadero tsunami en los meses de abril a junio, con subidas vertiginosas que hicieron pensar que se llegaría a los 500 pesos por 1 dólar. Todo se paralizó de repente pasado el verano, pero en los últimos días el desplome ha sido radical, llegando este 27 de diciembre a 300 pesos. Una combinación de menos efectivo, nuevas medidas contra los privados y la incertidumbre por la anunciada “tasa flotante” lo explican. Las mesas cubanas en Nochebuena se dividieron por clases sociales. Como en muchos países capitalistas, el que podía permitírselo tuvo acceso a piezas de cerdo o pollo limpias y listas para entrar en el horno, eso sí, todas de importación, a precios que podían rondar los 1.000 pesos la libra o los 6.000 la pieza. Nada de producción nacional. La carne viene de EE UU o Brasil, sobre todo; el arroz, de Turquía. Para los menos privilegiados, solo quedó hacer cola en las ferias agropecuarias, con precios topados. Havana Club ha sido la marca con mayor crecimiento dentro de las bebidas que ofrece Pernod Ricard, la empresa francesa que, junto a Cuba Ron S.A., distribuye desde 1993 el más emblemático y polémico ron de la Isla. Desde julio de 2023 hasta el pasado junio, creció un 8% a nivel internacional. Además, el valor de sus productos ha aumentado un 55%. Todo gracias a una fórmula: un 45% menos de producción, pero un producto premium. En medio de la debacle de la industria azucarera, con este método todos ganan. “La misma Historia que condenó a Hitler acabará poniendo al castrismo en el lugar que se merece. Ninguno encontrará absolución. En cuanto a un mequetrefe como Díaz-Canel, que exige vindicaciones, con suerte le tocará el olvido. La Historia casi siempre ignora a los meros continuistas. Cuando esta pesadilla acabe, Cuba realmente se vindique y pasen varias décadas, ningún examen de Historia preguntará por él”. Una columna de Yunior García Aguilera. |
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