Con 2024 concluyó un año desastroso para el turismo, la industria mimada de Cuba por su capacidad para atraer las ansiadas divisas que se precisan. Los datos certifican que el sector, que levantaba el vuelo demasiado lentamente tras la pandemia, retrocedió fuertemente ese año, cuando llegaron 2,2 millones de viajeros, un 10% menos que el año anterior y un 52% menos si se compara con 2018, el gran año para el área. Ni siquiera los rusos, la gran esperanza, mejoraron, con solo un 0,5% más de visitantes que en 2023. Cimex y Caribe abrirán tiendas en dólares en todas las provincias cubanas, según contaron esta semana las autoridades. El fin es atrapar a la mayor velocidad posible la divisa, tanto en tarjeta como en efectivo, y el brillante arranque del supermercado 3ra y 70, en los bajos del hotel de lujo Gran Muthu Habana, ha supuesto una inspiración. Habrá al menos un 7% de comercios estatales que admitirán solo la moneda estadounidense, una medida que indigna a muchos cubanos que se preguntan por qué no se podrá pagar con MLC, si –como afirmaron– no desaparece. El Canal de Panamá lleva más de un mes en el ojo de huracán por la insistente idea de Trump sobre que EE UU retome su control, que el Gobierno de Mulino rechaza por contravenir los tratados firmados hace décadas. El estadounidense alega que China controla de facto la infraestructura, ya que tiene dos terminales. Se trata de Balboa (en el Pacífico) y Cristóbal (en el Atlántico), una en cada extremo del canal, operados por una subsidiaria de CK Hutchison Holdings, una multinacional estatal con sede en Hong Kong. Reinaldo Escobar a propósito de las excarcelaciones paralizadas: “Uno por acá prometiendo vagamente una cosa bajo la no explícita condición de que el otro prometa lo otro, puede calificarse de cualquier cosa menos de un pacto, donde se supone que haya garantías. Esto quizás explique por qué no existe una lista pública de nombres. Por eso Trump pudo volver a poner el nombre de Cuba en la lista y por eso la dictadura pudo congelar las excarcelaciones de aquellos que tan injustamente fueron condenados por motivos políticos”. Green Day, una columna de Xavier Carbonell al hilo de la tragedia de Melones. “Demasiada sangre mancha las maltratadas camisas del Ejército. Sangre derramada por error o por mala suerte, por orden de un imbécil –ya sabemos que las Fuerzas Armadas los colecciona–, o para complacer al draculíneo Comandante. Esa sangre mancha las manos de Díaz-Canel y de cada alto funcionario, de los diputados del Parlamento, que no han tenido el coraje de plantear un debate sobre el servicio, y de todo el escalafón militar cubano, desde Álvaro López Miera a los cientos de sargentos borrachos de cada municipio”. |
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