la espuma del otoño
cobija mis angustias
trasnochadas.
ya entregué los ojos
al paisaje donde puse una canción.
apenas
este vientre colector de cicatrices
tuvo su luna cierta noche de abril.
soy la promesa de Había una vez
una memoria
hundida en las grutas del alma.
no estoy para anonimatos
a esta hora sin reloj
ni trenes
que me ayuden a escapar.
he quebrantado el juramento
me repartí en los evangelios de la vida
y llegué a ti
en celo
porque era muy difícil tanta luz.
¡¡Zuuuuuuuuuuuuuuuuuuups!!
ResponderEliminarQue poemazo maestra de la palabra en verso, decididamente eres... ¡¡¡GRANDEEEEEEEEEE!!!
Un beso amiga, de la brujita MORIMÓ.
Gracias, amiga mía, pero ¿no exageras?
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