jueves, 15 de marzo de 2012

XXIII


Mientras las serpientes no quemen su veneno habrá un hombre dispuesto al sacrificio, un holocausto sobre las ruinas, otra promesa…  Puedo violar los mandamientos con el labio que ya no besa, con la orgía sacramental de otro cuerpo -no el que me diste- Soy la unidad entre la sombra y mis clavos pero puedo parir una luciérnaga.  No necesito la silla para arrojar el cansancio ni el corazón.  Ya no…  La llanura está desierta.  La montaña también.  Los que no han partido preparan la valija con su pedazo de fe.  Sobre la cruz siempre habrá un cielo y sobre el cielo, otra vez, la fosa común.

1 comentario:

  1. con broche de oro! Espero que en los mundos paralelos sea igual, por nada más que morbosidad de juguetes. Grande! Alejandro.

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