sábado, 23 de noviembre de 2013

De: AQUELLOS DÍAS 3

PARA UNA LUNA EN CRECIENTE CADA DÍA

Enfermo de peñascos
de metamorfosis

                            carcomida en escaleras.
He llegado a tu labio
-es decir
a tu corazón de cielo
que clava en mi rabia la alucinación
                                               en mansedumbre-.
Dios podrá vindicar el gentilicio de las piedras
que aguardan por la caída de las horas
cuando hilo en las charcas
                         el naufragio del perfume.
No puedo comer la manzana de la perdición.
Con ojos dulces enveneno los mapas.
                                                                      Voy a regalarte una oveja
                                                                            dibujaré un bozal…
Así estarán fuera de peligro las flores
y podré amanecer junto a las grutas
al tiempo en que el arco iris se deslice por la arena.
Cualquier mago nos sacará entre pañuelos
                                                 -como un tatuaje-
mientras la ferocidad se llame asteroide.
Los recién llegados
no tendrán cabida entre mis piernas:
la oveja devora la soledad
                                             con su luna de distancia.

4 comentarios:

  1. El poema me resulta muy bien, amiga. Que estás prolífera y atinada. Te felicito

    Beso

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  2. Pichy, prolífera no lo sé. Escribo a mi ritmo (sin prisa pero sin pausa). Ocurre que he sacado del cajón de los recuerdos estos ripios que alternativamente los trato de pulir. Son textos que tienen más de 20 años.
    Gracias.

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  3. ''He llegado a tu labio
    -es decir
    a tu corazón de cielo
    que clava en mi rabia la alucinación
    en mansedumbre-.''

    A sus pies señora...jajaja...luego de esto, no creo que me atreva a escribir en una buena tempodada..

    Besos.

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  4. Muchas gracias, Indiasena, pero no creo que sea para tanto. Cada cual hace lo que puede.
    Bienvenida a mi blog!

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