El hombre de
la barba buscó la piedra mayor. Sobre ella erigió su templo… Decidido y
frenético, llamó a la audiencia y exhortó a encontrar los árboles más robustos.
Allí estaban
todos. Hombres y árboles fundidos a la altura de la gran piedra.
El hombre
enarbolaba su dedo índice. Gritó y luego contempló su obra. Colgaba íntegra de
la cuerda que él mismo levantó con sus manos.
(RETRATOS, 1996)
Ja! Esto está bueno, amiga. Beso
ResponderEliminarA buen entendedor... Otro beso para ti, Pichi.
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