VI
El pistilo de la brújula
indica tu presencia en las rocas.
La estación de trenes sin retorno
y el aspaviento que hemos procreado
se colman de aristas.
Pero no estoy.
Soy tan solo la sombra chinesca
de tu paso por La Habana
en el llanto de aquel piano...
en el llanto de aquel piano...
Qué bien, amiga. De mucho gusto.
ResponderEliminarBeso