El día del olvido es hoy o nunca
en la oquedad de la resignación
y en la piel del cordero.
Es cuchillo ante las estaciones del amor y del odio.
No sé si alguien vendrá a morir
junto a los trazos de agua bendita expuestos en mi
útero.
No quiero secarme entre gerundios y soledad
cuando alguien subaste cometas en una esquina del mundo
cerca de mis ojos.
Los excluidos siempre estaremos indefensos frente al tálamo del
ansia.
¡Carne, oh, bendita!
¿En cuál tablero serviremos el morbo?
La noche
ResponderEliminarEs de noche.
me acuesto
me quedo quieto
escuchar a Dios ...
Mis manos están cerca
y calienta mi alma
así que gracias a
el don de la vida