sábado, 30 de mayo de 2015

De: BAJO EL CIELO DEL EXILIO

ESPIRAL
Nadie remueve los cardenales de mi pecho.
Los viejos desprenden su ansia de vivir
mientras redobla la alegría
marchita en los cristales.
He contado los árboles que perdí en la infancia
(fueron todos)
y deshojo el recuerdo
de no tener recuerdos.
Acabo de encender el viaje.


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