Cómo arrancarnos las barricadas de los ojos
con tanto pétalo en discordia a la deriva.
No quiero que nacionalicen mi quimera
ni que me doren la píldora de la cicuta en los insomnios.
No quiero que privaticen el recóndito estruendo de mi lengua
in nomini de la aberración.
Porque a fin de cuentas
ésta
es mi ronquera
mi brusquedad
mi delirium recalcitrante
en el pedestal de la memoria.
Ya no tengo voz de tanto morderme la garganta.
Mi zapato se enterró junto al crepúsculo
y ando sin patria en la noche dolorosa.
Todo está en orden:
menos mis huesos deshuesados
y mis nudos de hojalata bajo el cielo del exilio
que deja de ser cielo sobre el tuétano de
la desvergüenza.
Qué bien me resulta, amiga. No queda más que felicitarte. Qué bien lo dices!
ResponderEliminarBeso, desde la patria
Cada vez que entras a mi rincón, siento a la Patria más cerca.
ResponderEliminarGracias!!!