V
Alguien lavó
sus manos en mi rostro. ¿A quién le interesa? Llevo tierra en los pies. Sangre
en los ojos. Un lamento silenciado frente al espejo público. Cuida al potro de
la otra orilla como al diminuto rocinante que galopa sin bridas por mis dedos.
Di: bendito es el que viene… Procuraré los diluvios que limpien la ciudad. No
navegues por mis venas porque el arca puede hundirse. Arrebata las espinas. Así
es mi amor venido en lúcidos sangramientos ahora y en la hora de la divina
piel. No soy el profeta ni el testaferro para aplazar el instante de gloria.
Los nuevos guerreros aún no llegan. Carezco de luz. Mi cuerpo es el último
versículo sin traducción posible o testamento. El eslabón perdido. Arena
movediza… Mi amor es el grito. Soy simplemente la voz clavada en una esquina
del cielo para que alguien me escuche.
Poesia que se adormece en las entrañas, de bruñida fuerza va quemando y soltando surcos en la estela,hondos parajes que me llevan como una brizna de paja en el otoño de tu brisa.
ResponderEliminarMuchas gracias, estimado amigo. Fuerte abrazo!!!
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