Nadie remueve los cardenales de mi pecho.
Los viejos desprenden su ansia de vivir
mientras redobla la alegría
marchita en los cristales.
He contado los árboles que perdí en la
infancia
(fueron todos)
y deshojo el recuerdo de no tener recuerdos.
Acabo de encender el viaje.
MDenis®BAJOELCIELODELEXILIO
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