intento levantar un volcán
una rosa
y aún así
vivo desterrada de mi cuerpo.
mi cuerpo
es el de los vanos oficios
donde se rompe la plegaria
pero invento un lugar
diáfano
para todas mis entregas.
aquí la calle es un reloj
un lagarto de terciopelo
sin luz
mientras padezco mi vieja adolescencia
con su miércoles de ceniza
perpetuo
profanado.
amiga! cuánta tristeza encierra este bello poema! Un abrazo gigante y un placer leerte por aqui!
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