miércoles, 7 de marzo de 2012

XIV


Bendito el que vendrá...  Yo acepto en tu nombre mi bala en el lado izquierdo.  Alguien dará su amor por mí.  ¿Qué dejarás para estas manos in memoriam? ¿Cómo escribir mi alma, sus enigmas?  No puedo lucrar con breves gotas de fe en cada corazón.  Tal vez un asteroide caerá al centro de mi cama.  Soy como todo pecador: un náufrago en la locura.  ¿Hacia dónde volarán tus palomas?  La mitad de mi delito es este cuerpo trasnochado ante la pantalla.  Es aquella el límite de nuestro cadalso con su patrón de pruebas.  El culto a la personalidad.  La vida pasa pero nadie me cuelga micrófonos del pecho.  Alguno podrá oírme y cruzará los brazos.  Tú también, Padre, tú también…

No hay comentarios:

Publicar un comentario