sábado, 10 de marzo de 2012

XV


Soy la intemperie, el colapso popular, la nueva Jerusalén con la soga al cuello…  Sólo pueden darme un minuto entre las sierpes, el tiro de gracia que fijará tu rostro en las pancartas.  Ahora estoy desclavando mis brazos del mundo.  Un acto de rebeldía es siempre una proeza aplastada.  Cada judío se renueva en los bostezos sin guerra santa ni la mínima protesta porque nadie sacrifica su acto de fe.  Ya no hay cerebros para lavar con agua bendita o semen.  No hay pactos ni homenajes.  Como rivales quedamos tú y yo en la frontera.  Y no amanece.

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