martes, 20 de marzo de 2012

XXVIII


Quiero inventar otro aguacero porque desde aquí cuesta trabajo el horizonte.  Ya sé: soy la oveja negra que escribe cartas señoriales.  ¿Ya para qué?  Quisiera otra luna porque ésta la he gastado en crucigramas.  Necesito otro lecho, otro cáliz, un vía crucis menos corpulento.  He pasado la vida fabricándome.  Mis anillos han quedado sin ayer.  No puedo desterrar la sal de las llagas.  Y tú siempre fijo en la ventana: esencia, pasión y vida; misterio y pasión… locura… distancia-locura…  Y tus ojos invisibles ante mi barrio: ¡el más bello y aborrecido de los paisajes del mundo!  Y yo, muñeco de trapo, siempre destinado a la promesa de Había una vez una ternura mientras mis manos juegan a ser manos y moneda que a cara o cruz rompen el viento… Quisiera reinventarme, pero tendría que renovar mis huesos y eso es imposible.

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