martes, 27 de marzo de 2012

XXXV


Soy insustancial.  Anacoreta.  Qué pretendes cuando apuras el último trago de mi espíritu.  No sé cuántas muertes podré morir entre tus brazos.  Soy el crimen de tus días.  Aquí abajo todo es parlamento, pero no se escucha un papel que diga la verdad.  Hemos embalsamado la memoria.  Quién puede temer a estas alturas.  Ya no es posible multiplicar los panes ni los peces.  Las gotas de sudor engendran nuevos delirios a la hora de La Pasión.  Todas las navajas exponen su inútil signo entre mis dientes y no podré dosificar tanta ternura.  Mi agresión es letal.  Soy mal perdedor.  Enciendo las plagas de la ira contra el último protagonista de mi derrota.

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