en la clandestinidad de la
palabra
compañeros
vengo a decirles que bla bla
bla y no me dejan hablar sin ficharme
que las palabras hacen cola en
el silencio
que soy fantasma de los
escándalos más rudos
a las puertas del virtuosismo
y la cicatriz de cada paredón que me desnuda a punta de pistola y tirones de espíritu
que no puedo entender la soledad impuesta al cumplirse nuestro voto de ternura
y no sé si verso endemoniado o discurso en féretro sin distinción alguna
atan mi lengua a la desidia
o me hacen rea de la vergüenza y de estas paredes que son un rincón más
en las espinas del mundo.
y la cicatriz de cada paredón que me desnuda a punta de pistola y tirones de espíritu
que no puedo entender la soledad impuesta al cumplirse nuestro voto de ternura
y no sé si verso endemoniado o discurso en féretro sin distinción alguna
atan mi lengua a la desidia
o me hacen rea de la vergüenza y de estas paredes que son un rincón más
en las espinas del mundo.
ya no puedo rebelarme sin
faltar a la modestia.
no quiero envejecer como
espectro de castillo medieval o lamebotas
ni ser euforia o coito en medio
de la manada dócil.
jamás asistiré al festín de la
justicia
-al menos con zapatos-
jamás habrá JUSTICIA
ni toma de conciencia en copa
de champán o caviares o puros habanos o...
tened en cuenta que la historia
es una farsa
mina que se advierte como
coágulo de pobreza
en cada gemido de las tripas.
Uno de los encantos de La ronda de indigentes. Muy bueno, amiga.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, querido Pichy.
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